Tanto que el filósofo no sobrepase los límites de la verdad, no le acuséis de ir demasiado lejos. Su función es marcar el fin, y es necesario que hasta él llegue. Si, quedándose a mitad del camino, se atreviera a levantar su enseña, esta podría parecer engañosa. El deber del administrador, por el contrario es graduar su marcha según la naturaleza de las dificultades... Si el filósofo no está en la meta, no sabe dónde está; si el administrador no ve la meta, no sabe a donde va.
El plan de este escrito es bastante simple. Tenemos que plantearnos tres cuestiones:
1º ¿Qué es el Tercer estado? Todo.
2º ¿Qué ha sido hasta ahora en el orden político? Nada.
3º ¿Qué pide? Llegar a ser algo.
Se verá que las respuestas son justas, Examinaremos después los medios que se han intentado y los que deben emprenderse, a fin de que el Tercer estado llegue a ser, en efecto, algo. Así diremos:
4° Lo que los ministros han intentado y lo que los privilegiados proponen en su favor.
5º Lo que hubiera debido hacerse.
6° En fin, lo que resta por hacer al Tercer estado para ocupar el puesto que le es debido.